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fraudulento todo el qno carezca del sello
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ADMINISTRACIÓN
espasá en coba
[PISODIO LÍRICO-DRUMÁTICO EN UN ACTO, ORIGINAL Y EN VERSO
LETRA DE
D. RICARDO CARALLERO Y MARTÍNEZ
MÚSICA DEL MAESTRO
D. VICENTE PEYDRÓ
-4^'*-^
MADRID
CALLE MAYOR. NUM. i6.
JUNTA DELEGADA
DEL
TESORO ARTÍSTICO
Libros depositados en la
Biblioteca Nacional
N." de la procedencia
ESPAÑA EN CUBA
Esta obra es propiedad de su autor y uadio podrá, sin
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ESPAÑA EN CUBA
EPISOOIJ LÍRIGO-DRAWÁTICO EN UN ACTO. ORiPINiL Y tN VERSO
LETRA DE
D. lUCAKDO CAHAl.LEÍiO V MAKTLNEZ
MÚSICA DEL MAESTRO
D. VICENTE PEYDRÓ
Estrenado con extraordinario éxito en el Teatro Principal de la
Coruna, por la Compañía de 0. Eduardo G. Berges,
en la noche del 18 de Abril de 1896.
FERROL
ÍMPRENTA Y librería TE R. PITA
142 SINFíJRl.WO LÓPEZ I 42
1896
REPARTO
PERSONAJES ACTORES
MARÍA ^ Srta. Ru tort.
EMILIA Sra. Srndra.
PANCHITA » Galindc).
RAFAEL Sr. Bkrgks.
DON PABLO n BiKso.
TEÓFILO » Guerra (D. R.)
l'N CABECILLA » Peris.
LN SARGENTO » Echavarry.
Varios insurrectos.
La acción en la Isla de Cuba. — Época actual.
El derecho de reproducir los materiales de orquesta de
•sta obra pertenecen á D. Pablo Martin, á quien dirij/irán
.US pedidos las empresas teatrales (]ue deseen ponerla en
Al "Excmo. Señor
cí9. JCccíízata ac ¿atajzcuí v C^ íicclincí
ér.:c.¿c.ic ¿c ^^c
£lí coicccKt aC líente ?e c'^ykcx inocV^tvi ■ozohwccxów i\-
icz<xt\<x ct ivotnGíc JcC \Í\k:>Kio2o \\ coiicietiíJVi3o cicvúoz,
aC pa^ cine ?iguí>iiiio c?¿fe 3e fa (Hoí.poz.acióíi. ó cine tengo
et nottoí íe pettencoej^, \\o \\\c guia tná^ otjeto cine ci
Se ftacet patente, por eíte nie?ic, ef agi^aSect-vniento cine
¡nota u non tacamente fe Seto pot fo¿ oanoA conde jo:> ii
a|ectnoda aniiotaS con ane siempre nte fi-a íavotecico.
¿Icéptefa ^.j pued, no por^ ío avie vafe, — C|iie eo Gien
poco, — ."'ino como nna ?cfnf nuie^tta ?ef sincero afecto
gne fe proiexn .■«n feaf amigo tj j>ií Got?ina?o
q. S. M. B.
720667
ACTO ÚNICO
Antesala que dá al campo, en la planta baja de la casa que
ocupa el dueño de un ingenio en la jurisdicción de Matan-
zas. Al foro, en el centro, gran portalada que sirve de en-
trada, á cuyos lados figuran dos g-randes tiestos ó maceto-
nes con plantas tropicales; á la izquierda de dicha porta-
lada, ventana de gran tamaño con reja; á través de ambas
deben distinguirse un vasto caña\eral y lejanas algunas
palmas y cocoteros, lín la pared del foro, al otro lado de
la portalada, un retrato con marco dorado representando el
busto de un caballero como de 32 años; debajo una cómo-
da ó mesa de sala: muel)les de rejilla. Kn primer término,
á la derecha, dos mecedoras, y en medio un velad(jr con
bandeja, copas, un tarro de ginebra y una caja de tabacos..
Puertas laterales que conducen á otras habitaciones. De-
recha é izquierda las del actor.
ESCENA PRIMERA
PAXCHITA junto á la puerta del foro, y 'rEÚFILO
(|ue entra por la misma fatigado.
Pan. C^rasias á Dio que ha vem'o.
; Y el anio.^
TEr3. Acá vega luego.
Hoy anda mucho; he cansáo.
Duéleme pié.
Pan. Indicándole una MKwdoia. Sienta.
TeÓ. Sentándose. vSIcntO.
Pan. ;De onde viene? .-.atando^.
TeÓ. ' Te dilé:
Hemo etáo en el ingenio
de José Manué, que etá
tó peldío: po supuesto
— 8 —
que é s'a tenío la cupa
po mole: ya le ijelon,
no muela; pelo molió,
y le han molió lo güeso,
y ha peldio la molienda
sin dejale ná, ni eto.
Se han ye\áo cabayo, jente,
toa la ropa, tó e dinelo;
hubo mucha guaraj^eta,
y á la tinca pega fuego,
y á la caña.
Pan. ¡Dio me valga!
Tf:<3. Tó etá tiláo po lo suelo:
y á la m.ulata Maltina,
1 han pueto,.. ¡cómo l'han pueto!
Tá jecha una vela eíinge. .
Pan. ¡Qué balbalidcá! ;Y tó eso
pa qué lo jasen?
Te(3. Pa daño
una idea de lo güeno
que ha de sé la independensia
de Cuba libe.
Pan. ¡Sopencos!
Guádeno Dio de esa jente:
glasia que acá no vinielon.
Tk('). Po mida: según notisia
disen que vienen juyendo
pa esta paite.
Pan. Asasta,ia. ¡Made mía!
TeÓ. ;Qué es modena?
P"^^. Que lo nielvo
se me lian engalabitao;
mida, mida como tiembo.
Tko. No tenga susto, Panchita,
que no malchamo mu luego
pa la Habana; su mesé
eta tade lo ha dipuesto.
Pan, ¡Ay!... Tranquilizáiulosf.
Teí). ;Te ha pasáo?
Pan. ■ Palcse
íjue se han colocao lo güeso
en su lutrá...
— 1» —
Tb(3, ofiofit'ii.ioio Hiia copa. Toma un tago
de gineba, que é mu güeno
pa lo suto.
Pan. uooimziíndoio. Quita, quita.
Teó. Vamo, niña, insisiiondo.
Pan. Volviendo á n'hiisar. Queooquielo.
Tlíó. Mida: pue lo tomo yo
pa que te jaga povecho. ímh-.
¿Ande etá niña Madía?
Pan. Con niña Emilia aya dentó.
La pobe yoda que yoda
sin tené pá ni sosiego;
como niño Rafaé
dede lo de Coliseo
en que lo hidiedon, no eclibe
ni una leta, clén qu'a niueto.
Tf:Ó, Niña, si la última calta
disía quietaba güeno,
y que salió á incompolase
á su coluna...
Pan. Pelo eso
jase un mé, y dede etonse
no se sabe ná. ;E1 coleo
no ha venío?
Te(3. Ni vendrá.
Pan. ;Po que causa?
Te('). Po que han pueto
una bomba e dimanita
enterra, y en e momento
de pasa locomotola,
¡patapún!
Pan.
Tfó.
Asusta... ¡Ay!
Loinsuleto
son atóse.
Pan.
;Pa qué jasen
tanto destrupisamiento?
Tk(').
Pos... pa daño ota muesta
de la cultula v pogueso
de Cuba libe.'
Pan.
¡Candela!
Teó.
Su mesé me dijo eto
po el camino.
— 10 —
Pan. • A' su mesé
onde etá:
Teó Va viene preto,
que táe cabayo cansáo
y anda como lo canguejo.
ESCKNA II
DICHOS y liMILIA. Puerta iz(|uiei-da.
Emi. ;Qué hacéis aquí?
Pan u-vánt:uisc suiíiipmiidos. ¡Niña Emilia!
Emi. ¿Ha venido ya mi abuelo?
Teó. Ya hemo venío; é desí:
yo vine, e viene viniendo
poco á poco. Aquí etá ya.
Voy á yevale e canelo
á la CUada . Sale por ol foro.
Emi. a Panchiía. Yé tú á ver
si mamá quiere algo.
Pan. líotinindose puorta izquipida. GüenO.
ESCExXA III
ExMILIA y D. P.ABLO por el foro.
Pab. ¡Emilia!
Emi. Por fin. Ya estaba
con cuidado; usted nos dá
cada susto... ¡Todo el día
ausente!
Pa13. Hay necesidad,
hija, de adtjuirír noticias
por si procede tomar
una determinación;
esto se pone muy mal;
ya las partidas se corren
hacia esta parte.
1->MI. ;l^s verdad?
— 11 —
Pab Deso-raciadamente: pero
no te alarmes, todo está
calculado, y por si acaso,
mañana, sin mas tardar,
saldremos para la Habana.
Fuera una temeridad
el permanecer aquí
expuestos á la crueldad
de esas hordas. ;Y tu madre,
más trancjuila?
Emi. De llorar
no cesa un instante; como
nunca llega carta...
Pab. Hah,
eso no quiere decir...
ni es razón para augurar...
tal vez el chico estos días
se halle de marcha, ó quizás
acampado en sitio donde
no le sea dable trazar
dos renglones ,
Emi. ¡Ay, abuelo;
tanto silencio es de mal
presagio !
Pab. Cálmate niña;
ten, por Dios, serenidad.
Emi. ¡Si vive, cómo no ha escrito?
Pab. Dale bola. He dicho ya
que tal vez no pueda; pero
supongamos además
que escribió, y supongamos
que dé la casualidad
de que viniese la carta
en ese tren, que volar
lograron esos caribes.
P2mt. ¿Han volado un tren?
Pab. Si tal;
y con dinamita, hija:
es acto de humanidad,
ardid de guerra muy propio
de la hiena y el chacal.
¡Y esos son los que proclaman
ia independencia! ¡Esos van
á hacerte feliz! ¡Pobre isla!
¡Pobre Cuba!
Emi. ¡Cuan fatal
es esta guerra!
Pab. No, hija;
esto no es guerra, esto es más:
esto es irrupción de bárbaros
inspirados por Satán,
dignos solo de esterminio
y anatema universal.
Yo soy viejo, nada valgo,
nieve mi cabello es ya,
pero, te juro que siento
el corazón palpitar
y arde en mis venas la sangre
á cada nuevo d?smán.
Dos noches hace, invadieron
el ingenio de Alcaraz;
nadie opuso resistencia
en palabras ó ademán,
pues sin embargo, el instinto
los condujo á la impiedad.
Del saqueo, del pillaje
y del incendio voraz
los tristes restos, yo mismo
acabo de contemplar.
Emi. No concibo á sangre fría
tanta saña, tanto mal...
Pah. No fui yo así: para el débil
no tuve rencor jamás .
Una noche, — aún tú no habías
nacido, — llegó al umbral
de nuestra puerta un herido
pidiendo hospitalidad.
l^>ase un separatista,
(jue tras de lucha tenaz
con nuestras tropas, huía
á la ventura, al azar.
Sangre su herida n'ianaba,
y la palidez mortal
de la aníTustia v el terror
se retrataba en su faz.
— Huye de aquí, desgraciado,
le dijo, al verle llegar
tu padre. — ¡Por Dios, socorro!
gritó el herido en su afán:
«me persiguen, un caballo,
socorro... por caridad;
tengo esposa, tengo hijos,
y solos van á quedar.»
Conmovióse á esto tu padre,
tu madre, ángel de bondad
intercedió, y aun yo mismo
le demostré mi piedad
restañando sus heridas
y un caballo díle, el cual
á través de la manigua
su vida logró salvar.
Nuestro proceder compara
con los actos de crueldad
con que hoy el separatismo
ultrajándonos está.
ESCP:XA IV
DICHOS y MARÍA. Puerta izquierda.
Emi. (Mamá viene.)
Pab (Disimula.)
Mar. Padre. Cn ansiedad.
Pab. María.
Mar ¿Hoy tampoco
tenemos carta?
Pab. No, hija.
Mar. ¡Válgame Dios! Tú los ojos Pm r.miii:!
los tienes de haber llorado.
A D. Pablo. ¿Porqué oculta usted el rostro-
Algo saben. ¿Mi hijo ha muerto,
no es eso? Decidlo pr.onto,
matadme ya de una vez.
Pab Hija, recobra el reposo.
Emi. Vamos, mamá.
— 14 —
Pab. El correo
falta, porque falta á todos,
porque no hay nada seguro,
porque lo han volado.
Mak. ¡Cómo!
1*AB, \'olando el tren: otra hazaña
de esos cafres.
Mar. No. Conozco
en su cara que me engaña.
Pab. ¡María!
Mar. Que trata sólo
de consolarme; mas yo
siento aquí dentro, en el fondo
del corazón un gran peso,
y una voz siniestra oigo
que me grita: «Pobre madre,
sufre y llora. . . » y sufro y lloro .
Pab. Tú te has propuesto matarte
y matarnos. (Sus sollozos
parten el alma.)
Mar. ¡Soy madre!
¿Qué he de hacer, si de mi gozo,
del hijo de mis entrañas
ha tiempo la suerte ignoro?
Oyese el tociue de <.ilto> de una corneta.
¿Qué es lo que escucho?
Pab (¡Ese toque...
qué será. Dios podei-oso!
ESCENA y
DICHOS y n^EÓFILO, que entra corriendo, foro.
Tro. ¡Mi amo, mi amo! Topa,
Pab. ^ ¿Tropa?
Te(). Véala su mesé.
Mar. ¿Qué oigo?
¿Aquí tropa?
Teo. ])e epanole.
Mar. ¡Aquí tropa! Salga pronto;
tal vez alguno conozca
— 35 —
á m¡ hijo,... vea como
indaga... ¡Mrgen piadosa!..
Corra usted, padre,
Pab. Ya corro;
pero cálmate hija mía.
(Dios se apiade de nosotros.) ¡sai.por.i icio a.iíci
Tfa). Yo me voy trá su mesé
pá ole; po que no soy bobo:
cuando acá vení la topa
é que se teme algo goldo. saif poi piforo, dirooba.
ESCENA VI
MARÍA 3' EMILIA
Música
Emi. Deseche la amargura,
mitigue la aflicción;
en breve la ventura
presagia el corazón.
Mar, Xo puedo, aunque lo an
la pena desechar:
es mi destino impío
llorar, sólo llorar.
Desde que triste
su suerte ignoro,
no ceso un punto
de padecer.
¡Muerto está el hijo
que tanto adoro:
bien el silencio
lo dá á entender!
Emi. No, madre mía,
tal pensamiento
ya de su mente
puede alejar;
ese funesto
presentimiento
eco en su pecho
- 16 -
no debe hallar.
Mar. El es toda mi ventura,
él es toda mi ilusión:
su silencio de amargura
ha llenado el corazón.
Lágrimas mías
corred, corred,
llorad al hijo
que tanto amé.
Emi. l^eje esa ruda
lucha cruel
y en Dios, ¡ay, madre!
ponga la fé,
Mar. Es en vano;
yo presiento
mi tormento,
mi penar;
y no puede
ya mi alma
paz ni calma
recobrar.
Emi. Cese la negra
duda cruel.
Mar. Harto la aumenta
e^Ste papel. Mosnamlo uiki «ii-la.
Emi. ¡Su carta!
Mar. Sí, su carta;
consuelo y aflicción.
Deja que otra vez la lea
y la bese con pasión.
LÓP con sciitiuiieiito y cadencia aeoiupanaila dv
«Madre: curado del mal
»que los rebeldes me hicieron.
»ayer mañana me dieron
»de alta en el hospital.
»Euime derecho al cuartel,
ícontento de verme sano:
»a]lí, me estrechó la mano
»m¡ jefe, mi Coronel,
»y entregándome un diploma
— 17 —
»me dijo: — De la Regente:
»es recompensa al valiente
»que vertió su sangre; toma.
íLo leí, casi llorando,
»llorando de reg-ocijo;
»madre: \a tiene usté un hijo
»con la cruz de San Fernando.
sOrden después recibí
»de ir á Colón; en el día
»allí está mi compañía,
»y he de incorporarme allí.
»Tomo el camino mañana;
»desde allá escribiré, madre;
»dele usté un abrazo á padre
»y otro apretado á mi hermana.
»Y usted, en muestra del fiel
«cariño que la profeso,
«reciba un amante beso
»de su hijo Rafael.» (vsn !;ioi,,uosia.
Hablado
Mar. Cerca de un mes hace ya
que aquí esta carta llegó;
dice que á Colón marchó
y allí corrió sangre... ¡Ah!
¡Vé si este llanto que vierto
no es fundado. En mi sentir,
cuando no ha vuelto á escribir
me lo han muerto, me lo han muerto!
Emi. No, por Dios; deseche usté
ese pensamiento impío;
mire, mamá, yo confío
en lo contrario; ¡pues qué?
¿habrá de ser tan fatal
nuestra estrella? yo, en mi anhelo,
alzo mis preces al cielo
porque lo libre de mal.
Mar. Tú, de la ilusión en pos
hija, abrigas confianza.
Emi. Es que yo tengo esperanza...
— 18 —
¡pues no he de tenerla! en Dios.
Verá usted como le vemos
libre de todo cuidado
y contento á nuestro lado,
cuando menos lo pensemos.
Ya vercá usted con que gozo
nos abraza el mejor día;
ya verá usted que alegría;
ya verá usted, que buen mozo
vuelve, á su madre buscando ■•
y de gloria satisfecho,
luciendo sobre su pecho
esa cruz de vSan Fernando,
ESCP:NA VII
DICHAS, D. PAHL(1 y el SARG1<:NT0, foro derecha.
Pab. ¡Adelante, militar, Desdóla pm-ita.
pase usted; vamos, adentro,
vSAR. Pero señor... Rosistiómloso ai ver l¡is scfioias.
Pab. insiMie.ui... Adelante.
vSak. Pero, es qué...
Pab. Kntian. Sin cumplimientos,
P^Stá en su casa. Mis hijas, Presentándolas.
Sar. saindando. Por muchos años. Selebro...
Mar. (jraciaS. correspondiendo ai salndo.
Sar. (Bonitos perfdes )
Pab. AMaría. p^ste scñor, cs Sargento
que viene á ocupar el fuerte
que se encuentra al otro extremo
del camino.
Sar. Aquí me mandan
destacáo, con un ejérsito
de veinte hombres y un corneta
pá' defender el ingenio
de mambises, porque disen...
Pab. (Calle usted.) po, i„ bajo.
Sar. (.orlado. Digo... dijeron...
Mar, ¿Qué? Con ansiedad.
Pab, (Calle usted!) insistiendo.
- 19 —
Mar. Coa cíocitnt.' inicn^s. Continúe.
SAK. (i Demonio!) sin sal.or «iiK- liaccr.
Pab. Acontuandci la fiase. (;No entiende?)
Sak. Coinpicndiciuio. (Entiendo.)
Pos disen... que no hay noveá,...
que está mú tranquilo esto;
pero... que por un si acaso...
Pab coitaudo la ouv.isación. Mira: marchad allá dentro,
id preparándolo todo
porque mañana saldremos
para la Habana.
íMAR. Alarmada ;Qué dicC?
¡Luego hay peligro!
Pab. riocuianclo trantiuilizaila. NocreO...
hoy por hoy no; mas pudiera
otro día quizá haberlo.
vSiempre allá estaréis mejor;
mucho más seguras...
Sar. Eso...
premita usté que le diga
que estando aquí Juan Bermejo
con su gente, no ha de habé
naide que las toque al pelo.
Pab. Gracias.
Sar. y no es fantesía,
ni exagerasión .
Pab. Comprendo.
Sar. lis un debe de presona
que se presia c cabayero,
de sordado y de español
y de noble sentimiento.
Pab. No desmiente usté el origen
ni la hidalguía del suelo
donde nació. Conque, vaya, a :María.
retiraos; id previniendo
lo necesario al viaje.
Mar. \'amOS, Emilia Saliula ai .'^argento, con una ¡nclinaiiOu de cabe-
za; rstc c-uiitesta i:n la proiiia forma.
Pab. Acompañándolas hártala puerta. HaSta luegO.
ESCENA VIII
\). PAHl.O y SARGKN rO
Pab. iiuiiniM.iuic uMii i.Mr(ii„i;>. Haga el favor de sentarse,
y aunque corta la fineza,
espero que no rehuse
uua copa de ginebra si.vj.-nciui,-.
y un tabaco.
Sar. Si es empeño ..
Pab. Tengo gusto en ello.
Sar. Hi'biciHio. Sea.'
Pab. ;Qué tal?
Sar. Hombre, no soy voto;
esto podrá ser un nétar,
pero á mí, para bebía
la mansaniya e mi tierra.
Pab. Encienda usted. Miu1..1c un iv.síoto,
vSar. KiKieiuic. Muchas grasia.
¡Gran tabaco! ¡cosa güeña!
¡Superior! .Siiboieiuuioio. ¡Vaya un aroma!
¡Pos no es'náa la diferensia
que hay de esto á las tagarnina
que .dá la Tabacalera!
Usté no ha fumáo en España.
Pab. Antes de venir á América.
Sar. ;Pero, usté no nasió aquí?
i^AB. En Barcelona.
Sar. ¿Qué cuenta?
Entonses sernos paisanos;
Harselona y Antequera
son siudades ayasentes.
y casi casi gemelas.
;Y cómo ha venío á parar?..
V \n Consagrado á las tareas
del comercio, vine á Cuba
representando á una empresa
mercantil, y trabajando
con acierto y con ]:>rudencia
rt^alicé un rapiírdito,
__ 21 —
con ei cual, y por mi cuenta
me establecí, dedicado
á la industria azucarera.
Aquí me casé y aquí
enviudé; sólo me resta
de mi matrimonio una hija,
la que también, ¡suerte adversa!
ha un año quedó viuda
con dos hijos, varón y hembra.
Sar. ¿Casó con americano?
Paí;. Xo, señor: mi yerno era
como yo, peninsular.
¡Pobre Julián!
Sak. ¡Toas son penas!
Pah. Ahí tiene usted su retrato.
Mostiáiulolo el df la i.arod d.'! fond...
Sar. ¡Aja, ja: buena presensia!
¿Y murió aquí?
Pam. Xo: en líspaña.
Al terminar la otra guerra
no probándole este clima
marcharon para A'alencia,
Allí nacieron los chicos;
dióle al varón la carrera
de las armas...
Sar. ¡Hola, hola!
Pab. y empezó con muerte en ella:
hoy día ya es capitán,
y con varias recompensas.
Sar. \'amos...
Pah. Al morir su padre,
;qué hacer? á mi hija y mi nieta
me traje: son las que usted
ha visto. El chico se encuentra
también aquí.
Sak ¿En la casa?
Paií. X'o, en campaña: y nos apena
ver cjue ha pasado ya un mes
sin escribir una letra.
Sar. Eso no tié náa de extraño.
¿Saben la vida que yevan
las columnas? ¡Pos no es náa!
_- 22 —
¡Si no descansan siquiera!
jvSi too se güerve marcha
y contramarcha, y esetra.
¡Si huyen esos condenaos,
ó se los traga la tierra,
y tan pronto están aquí
como á tres ó cuatro leguas!
Paíí. ;Y cree usted cjue nos visiten?
Sar. Hombre, según confidensias,
ya dije á usté que es probable;
que en grupos de unos sincuenta
juyendo e Pinar del Río
vienen por la parte esta.
Por eso me han destacao,
pá evitarle contingensias
á los colonos; usté
esté tranquilo y no tema.
De aquí al fuerte hay pocos pasos
y yo hé de pasar en vela
la noche.
Pah. Yo, por mi parte
también he de estar alerta.
Sak. listé me avisa con tiempo...
Par. ;Cómo?
Sar. Pós con una seña,
y al punto me tiene acá.
Pak. Bueno; más la seña esa...
vSar. Cualquier cosa: una fogata
serca de la carretera,
enfrente del fuerte.
Pah. Hien.
Sak . Porque por la parte aqueya
no puen venir; de este lao
si acaso. Conque, cautela
y ánimo y sereniá,
y me voy, que está mu serca
la noche.
Pah. Sí; )a obscurece.
Sar. :Y no quiere... con franquesa,
que le mande cuatro hombres
pa que vigilen? \o cuesta
la cosa náa...
Pab. No, señor;
no quiero causar molestias.
Tengo criados bastantes;
los pondré de centinelas
por si llega el caso.. .
Sak. ;Es gente
de satisfasiónV
Pab. a prueba.
Sak. Entonses...
Par. Adiós, Sargento,
y gracias por sus ofertas.
Retírase p1 Sargento por el foro dcrctlia.
ESCENA EN
D. PABLO, después TliÓPILO, toro izquierda
Pab. ¡Buena se nos viene encima!
¡Diantre de contratiempo!
¡Teófilo!
TE(J. Entrando. Señó.
Pab. Atiende.
TE(3. Diga su mesé, ¿qué es evo?
Pab ¿En donde está el mayoral?
Teó, En e batey.
Pab. Pues corriendo
vé, y dile que necesito
hablar con él, que le espero,
que venga inmediatatnenie.
Anda volando.
Teó. Sale eorriciiilo por ti foro izquiínla. "^'a VUclo.
ESCENA X
D. PABLO, después PANCHÍTA, con luces.
PAí} ]Ksdc la puerta iz.juienla. ¡AvCf, luCC's! DispOndré
que el mayoral y Marcelo
y el maquinista, los tres.
— 24 —
cada uno con dos morenos
vigilen toda la noche
y avisen en el momento
que adviertan algo,
no turben nuestro sosiego
y pueda alejar mañana
á la familia.
Pan. Sali.Mulo ron luces. Aquí dejO
la candela. La.s coloca sobro la cómoda
R.tiiiimiosc. Güeña noche.
Pab. Buenas y santas. Prefiero
aunque pérdidas me cueste
abandonar el inofenio.
Música
Maldita la guerra
que asóla este suelo;
la paz y el consuelo
perdí del hogar;
y pienso y me aterra,
y lucho y me aflijo,
sin nuevas del hijo
que calmen mi afán.
¡Muerto tal vez! ¡Dios mío!
¡Muerto! ¡Mi amor!
¡Muertas las ilusiones
del corazón!
Adiós, campo fértil
de eterna verdura,
en tí la ventura
feliz disfruté.
Adiós, hogar santo
de dulce recuerdo;
no sé si te pierdo
por siempre tal vez.
¡De í me alejo, ¡ay triste,
ron mi dolor!
— 25 -
¡Adiós hogar del alma,
adiós, adiós!
Hablado
Con honda pena, ¡ay de mí!
de estos lugares me alejo
donde de felices días
guardo en mi mente el recuerdo.
Aquí queda mi fortuna
tal vez expuesta al incendio...
¿Pero qué hacer? el reposo
de mis hijas es primero.
ESCEXA XI
D. PABLO, TEÓFILO, por el foro.
Música
TeÓ. ¡Niño, niño, lo que pasa!
vea que jase su mesé:
han yegáo los insuleto,
helo vito en e batey.
Van almáo jata lo diente,
tienen cala muy feló,
y á la gente del ingenio
han ponió en dispelsión.
Sólo Juan e guarapero
quela con e mayorá
repaltiéndoles bebía...
vilo yo y corre pa acá
á contate niño ^to
pa que tú juya de at]uí,
y ó te yevas á las niñas
ó tóos vamo á morí.
Niño de mi alma,
juya su mesé,
po que si le cojen
le cueta la piel.
— 26 —
¡Ay, amito mío,
vámono pol Dio!
Te lo pío, niñito e rodiya;
vámono de aquí pol compasión.
Yo te ensiyo lo cabayo
en meno de un satiamcn,
y tú, niño, con las niñas
escapaos salís los tés.
Yo que tengo grüena piena,
yo te seguilé detás
aunque sea á fin d'e mundo
si á la fin d'e mundo vas.
Que neguito, pobesito,
si lo yegan á cojé,
aunque pielda lo que pielda
poco tiene (jue peldé.
Hablado
Pab. Calla: que no se aperciban
mis hijas.
Te('). lis que...
Pab. Silencio.
Vamos allá.
Teó. ■ ¡Cómo allá?
¡Ay, su mesé no etá güeno!
Niño: pué salí la topa
y piyano ente do fuego.
Pab. Sigúeme y calla.
Tp:c'). Aquí etán.
Pab. Ya es inútil...
Teo. ¡Pade nueto!..
ESCENA XII
DICHOS, un CABECILLA por el foro, \ arios insurrectos
que quedan á la parte de fuera.
Cab. Esperad: yo entraré. ¡A ver!
;En donde se encontrará el dueño?..
V.\H. Vo sov.
Cab. Pues, no hay que alarmarse;
no venimos con objeto
de hacer aquí daño alguno;
todo lo respetaremos
si usted nos dá de buen grado
lo que le pida.
Pafí. ¿Qué es ello?
Cab. ITn rancho para mi gente.
Pab. ¿Es mucha?
Cab. Siempre seremos
unos sesenta.
Pab. ¿No más?
Cab. Nada más. ¡Voto al infierno!
¡Si nos han dejado encuadro!
Pab. Víveres de sobra tengo,
disponga; mi mayoral
satisfará su deseo.
Cab. ¿Qué caballos tiene usted?
Pab. Cosa es esa en que no puedo
complacerle cual quisiera:
uno para mi uso y viejo,
dos que ocupo en las faenas
de la labor, y no ofrezco
por inútiles, dos potros
aún no domados...
Cab. Acepto
los cinco.
Teo. (;Qué é lo que dise?)
Cab. Me hacen falta...
Pab. Pero...
Cab. Pero...
si no me los dá, los tomo.
Teo. (¡Yeváse de aquí e canelo
y e poto toldo y e bayo!
Eso no.)
Pab. Disponga de ellos.
Teo. (¿Qué vá á sé entonse de mí?
¡Yo que los clié á mi pecho,
como quien dise!)
Cab. El ganado
escasea; yo lo siento...
Con la maldita requisa
— 28 —
por las tropas del Gobierno
se vá poniendo difícil
el encontrar un jamelgo.
Tko. (Pos eto no te lo yeva;
yo me juyo po aquí dentó,
salto ventana, lo saco
de la cuada, y too elecho
al bohío é mi compade
que etá selca, me los yevo,
y si quiés monta, te monta
en las anca e tu agüelo. Si- vá sin sor vísk. por la pwrt.i de
la (lorocha.
Cab. Vamos á otra cosa. Ahí traigo
un español prisionero;
joven, valiente... cayó
en mi poder; lo conservo,
porque si á mi vez mañana
doy en manos de esos perros,
pudiera servir de canje
para salvarme el pellejo.
Me conviene, pues, guardarle
como oro en paño.
Pab. Lo creo,
Cab. Le haré pasar, está ahí;
viene fatigado y quiero
que descanse.
Pab. Como guste.
Usted cumpla su deseo.
ESCENA XIII
DICHOS y RAFAEL, por el foro, viste de capitán del
líjército, y se presenta sumamente abatido.
Cab. Adelante el preso; presto.
Pab. ¡Qué es lo que miro! ¿No es él?
RAF. ¡Padre mío! Corriendo :l sus brazos.
Pab. ¡Rafael!
¡Hijo del alma!
Cab. (¡Qué es esto!)
Pab. ¡Eres tii! ¿No es ilusión?
Raf. ;Y madre? Con ansifda.i.
- 29 —
Pab. ¡Pobre María!
vá á matarla la alegría.
Rap\ ¡Madre de mi corazón!
CaH. ¡Caso extraño! ¡Por mi fé
que nunca pude pensar...
viene á su casa á parar,
y es usté su padre; usté!
Pab Si, yo que bendigo al cielo
que á mis brazos lo ha traído;
yo su libertad le pido,
no me niegue ese consuelo.
Si es su corazón hidalgo
no más mi gozo dilate:
pida usted por su rescate
cuanto tengo y cuanto valgo.
Cab. Inútil es su porfía.
Pab. Esa respuesta me aterra.
Cab. Azares son de la guerra;
ya vé, la culpa no es mía.
Pab. Pero es que...
Cab. No insista más;
servirle no está en mi mano
y todo ha de ser en vano. ,
Vamos de aquí.
Pab. ¿Dónde vas?
Cab. No es este, para tal preso
sitio que á mi gusto cuadre.
Pab. ¡y no ha de ver á su madre!
Cab. ¿Qué vá á adelantar con eso?
Salgamos.
Pab. ¡Por compasión!
muéstrese usted generoso.
Raf. Ella es la paz, el reposo
de mi triste corazón.
Cab. v.iici.iopoicini.'go. Hable con su madre si es
cuanto su ventura labra;
pero dándome palabra
de no fugarse después.
Raf. La doy. Movimiento de iiKlignatiúnrcpiiinid.i.
Pab. ¿No está satisfecho?
Cab. Dudo.. . Vacilando.
— 30 —
Raf. Con enterezíi. Lc dcbo advertir,
que es incapaz de mentir
quien lleva esta cruz al pecho.
Ella, de lealtad crisol,
ni se mancha, ni deshonra:
la de San Fernando: honra
del ejército español.
Cab. Bueno: no tema que insista...
pero, si por un descuido
trata de... tenga entendido
(]ue hay centinelas de vista. vas.> fon. izquierda.
ESCENA XIV
D. PABLO y RAK.\KL: fuera dos ceatinelas.
Raf. ¿Dónde está madre?
Pab. Detente
y que la prevenga deja.
Raf. ¡Ay! ¿eso usted me aconseja
cuando estoy tan impaciente?
¡Cuando deshecho en pedazos,
mi corazón ahora siento,
me retarda usté el momento
de estrecharla entre mis brazos!
Pab. ¡Chis, calla: ocúltate allí PucrtaUítoiaiiiorc-ciia.
que al punto á llamarla voy.
Raf. Mire usted, por Dios, que estoy
deseando verla,
Pab. Entra ahí.
ESCENA XV
D. PAULO, MARTA, EMILIA, luego RAFAEL.
Pab ¡María, Emilia! Liumanru..
Mar. Saliendo. ¿Qué pasa?
Pab. Ante todo, hijas, os ruego
no os alarméis: ningún daño
nos amenaza.
Mar. ¡Dios mío!
;í1 —
Mar. No entiendo...
Pab. Ya me veis á mí, tranquilo...
Van á estar muy poco tiempo
y vienen de paz.
¡
¿Pero, quién?
Pab. Los insurrectos.
Mar. ¡Los insurrectos aquí!
Pab. No asustaros.
Emi. ¡Ayi íibuelo!
Pab. Vamos, ya he dicho que calma,
que no os amenaza riesgo
alguno; si así no fuera
¿estaría yo sereno?
Mar. No: si usted está agitado,
si en ese semblante veo...
Pab. Bueno, sí; agitado un poco;
algo alterados los nervios,
nada más... y otra es la causa...
Mar. ¿Otra?
Pab. (Maldito si acierto
á decirlas...)
Mar. Diga usted.
Pab. (Pues señor, no hay más remedio.
La causa de hallarme así,
ocultárosla no quiero:
me ha condolido la vista
de un oficial del PZjército
que la partida conduce.
Mar. ¿Herido?
Pab. No, prisionero.
Mar. ¿y ese oficial?
Pah. Está aquí.
Mar. Nosotras le atenderemos
como si fuera persona
de la familia.
Pab. Con intención. Algo hay de eso.. .
Mar. ¡Qué dice usted! Asombrada.
Pab, Ten valor.
Mar. ¡Es él! compionaiondo.
Pab. El es.
Mar. ¡Dios eterno!
- m -
¡Hijo!
RAF. Saliomlo y comniuloá sus bia/os. ¡Madre!
Mar. ¡Mi Rafael, mi consuelo!
Raf. ¡Emilia... madre del alma,
bien haya mi cautiverio
que el placer me proporciona
de estrecharos á mi pecho.
Mar. Padre, hay que ver de que modo
lo salvamos, lo escondemos...
Pab. Calla, ó estamos perdidos;
nos vigilan. Mira. Por ios centinelas.
Mar. ¡Cielos!
¡Esos hombres!..
Par. Imposible
que salga de aquí.
Mar. ¿No hay medio
de librarlo? Ofrezca usted...
quizá á fuerza de dinero...
Raf. Lo hizo ya: todo fué en vano.
Mar. Pues es preciso.
Pab. Silencio...
calla: no os mováis de aquí.
Mar. ¿Nos deja?
Pab. Por un momento ,
Mar. ¡Padre!..
Pab. (El todo por el todo.
•? ¿por qué espero?
¡Su libertado mi muerte!
Dios me ayude!) Pronto vuelvo, vaso foro aoieciia.
ESCENA XVI
MARÍA, EMILIA y RAFAEL.
Mar. ¡Hijo del corazón! por fin mis ojos
hoy te vuelven á ver; no sabes cuánta
mi angustia ha sido; las fatales horas
que tu madre infeliz, acongojada,
poseída de negra incertidumbre
sintió á pedazos desgarrarse el alma.
¿Qué te impidió escribir?
— 33 — .
R^AF. ¡Mi desventura,
mi suerte adversa, mi fortuna aciaga!
No bien, madre, curé de mis heridas,
partí para Colón; allí se hallaban
mis compañeros y ocupé mi puesto;
al poco tiempo se ordenó la marcha,
y la columna la emprendió anhelante
de luchar y vencer, ardiendo en ansias.
Tras continuas fatig-as, conseguimos
hallar del enemigo la vanguardia,
mientras el grueso en la manigua oculto
traidor acecha y la ocasión prepara.
No se hizo ésta esperar: nos recibieron
con diluvio mortífero de balas:
el combate se empeña y todo era
ayes y acentos de dolor y rabia.
Despreciando la muerte y alentados
al grito embriagador de ¡viva España!
tomar sus posiciones conseguimos
y en vergonzosa fuga se declaran.
El calor de la lucha que enardece,
el entusiasmo que el valor inflama,
voces de mando á su pesar no escuchan,
ciegan la vista y la razón embargan.
Así yo, con los bravos que me siguen
y á mi mandato bayoneta calailf
del enemigo en tan supremo instante
alcanzar conseguí la retaguardia.
De pronto, como tromba desprendida,
cual huracán que cuanto toca arrasa,
cien ginetes, cien furias del averno
sobre nosotros con arrojo cargan,
¡y mis héroes perecen!.. ¡Mi cabeza
del machete feroz vi amenazada...
y «ríndete» me gritan: pero en vano;
;quién si estima su honor dá en esa infamia?
Soldado y español, y defendiendo
los sagrados derechos de la Patria,
morir antes mil veces... que la honra
si se muere con gloria, se agiganta.
Mar. ¡Dios mío! Pero tú...
r^-^F- Yo, madre mía
„ 34 —
nunca al peligro le volví la espalda:
prisionero caer me hizo el destino;
no me perdió el temor, fué la desgracia.
Mar. ¡Pobre hijo!
R.^F. De entonces, maniatado,
trepando sin cesar por la montaña,
falto de fuerzas, sin tener siquiera
por alivio á mi mal una esperanza,
cien y cien veces en la muerte pienso,
que es esta vida insoportable carga.
Mar. Hijo, resignación: Dios lo ha querido...
;quién su divina voluntad contrasta?
ESCENA XVII
DICHOS, el CABECILLA é insurrectos.
Cab. Aquí tampoco. No hay duda
de que se nos tiende un lazo.
Raf. ;Qué dice usted?
Cah. Que ese viejo
á quien busco y que no hallo
por ninguna parte, trata
quizá de darme un mal rato;
pero yo se lo he de dar
mucho peor.
Raf. Ese anciano
de quien habla usté, es el padre
de mi padre, noble, honrado,
y no tiene usted motivos...
Cap.. ¡Calla mozo: ¿si es tan santo,
en dónde está? ¿por qué huye?
¿por qué oculta los caballos
que me ofreció? ¿Por qué hipócrita
no me advirtió que cercano
al ingenio existe un fuerte
con tropas? ¿Me crees tan sandio
que no disponga de espías.
en todas partes? Don Pablo
Hofarull, peninsular,
hombre rico y hacendado
— 35 —
de Matanzas,— ya tú ves
que de todo estoy al cabo, —
visto que ni ofrecimientos
ni súplicas le bastaron
para lograr su deseo
de verte libre... insensato,
pensó otra cosa.
Mar. Xo, no;
usted supone...
Pab. Yo hablo
y sé lo que digo; soy
perro viejo... yo veo claro.
¿A qué obedece su fuga?
¿en dónde están los caballos?
Nos ha vendido: mi gente
rendida está de cansancio,
tengo que huir; pero antes
mi venganza; así le pago
como merece. Disponte
á morir.
Mar. ¡Dios soberano!
¡Qué vá usté á hacer!
Emi. ¡Rafael!
Cab. Así, con cuatro balazos
termina el asunto. ¡A ver,
dos hombres. Se presentan dos iiiMinoct
Mar . En el colmo dol terror. ;EstOy SOliando?
¿Será verdad lo que oí?
; Podrá ustecl ser tan cruel?
Cab. Ño hay remedio.
Mar. Rafael,
no te separes de mí.
Raf. Madre...
Cab. Andando.
Mar. No saldrá.
Cab. Señora, aléjese.
Mar. No;
en tanto que aliente yo
de mí no se apartará.
Cab. No puedo el tiempo perder.
R VF. \ amos. Hueiendo un esfuerzo .supremo.
Kmi. Tente, desgraciado. Cogiéndose á éi.
RAK. ¡Oh ! Con rl Miayoi- ,l..lor „mU;np\Am\o\n^.
EMI. Con angustia. j\''aS á SCT fusílado!
Mak. Como loca. ¡Mentira, no puede ser!
No será, no; tú te engañas,
destrozar queréis mi pecho:
no es posible, ¿qué os ha hecho
el hijo de mis entrañas?
C.\B Con su vida ha de pagar
la felonía del padre.
Mak. ¡Asesinos!
Rak. c<.ni...n¡i>ji.inh,. Madre!
I^^Mi. Lo mismo. Madre!
Mak. ¡Ay; me lo quieren matar! .
;Y seréis tan inhumanos?
\o, no; tal hecho os infama:
Dios maldice al que derrama
la sangre de sus hermanos.
Rl, de todo el orbe rey
no os perdonara jamás;
recuerda: «No matarás»
prescribe su santa Ley.
El ser villano y ruin
que contra esa Eey atente,
llevará impresa en su frente
la maldición de Caín.
Música
Cah. Para escuchar sermones
no es esta la ocasión;
la ley en toda guerra
la impone el vencedor.
No tengo, por lo tanto,
más leyes que acatar
que aquellas que me dicte
el fuero militar.
Kaf. ¡Militar, militar tú!
;De (jué ejército?
Cah. ' De aquel
que libertador se nombra.
'■^Ai-. ¡\'ive Dios! la lengua ten.
No es soldado el audaz mal nacido
que en Cuba ha ejercido
su saña feroz;
no es soldado quien torpe y demente
no lucha de frente
con noble tesón.
No es soldado el ingrato que á España
demuestra su saña
por vil interés;
quien pretende escupiendo veneno
sumirla en el cieno
que encharcan sus pies.
No es soldado el sanguinario
que aquí causa tanto mal;
no es soldado el incendiario;
no es soldado el criminal.
Cab. Basta, basta: con tu sangre
ese insulto he de lavar.
Mar. ¡No, por Dios!
Emi, ¡Virgen piadosa!
¡Compasión! Aiiojáiuiose ¡í sus pi.-s.
Mar. Lo mismo. ¡Piedad, piedad!
Cab. Es inútil todo ruego;
es en vano vuestro afán.
Mar. Suplicante. ¡El es vida de mi vida!
Lo mismo. ¡Su perdón, por caridad!
Cae Del furor de mi venganza,
vive Dios, no escapará.
R.AP". Indignado, levanta á su madre y hermana y dice con energía.
Basta de súplicas;
madre, valor;
me deshonrara
con su perdón.
En aras de la patria
mi vida entregaré:
de la lealtad soy mártir,
contento moriré.
Llevadme al sacrificio
n,o me intimido, no;
— 38 —
que á la española raza
le sobra corazón.
Mar. Mi vida es un suplicio,
la muerte anhelo yo;
sin él vivir no quiero,
que es toda mi ilusión.
Piedad, piedad;
perdón, perdón;
dejadme al hijo
del corazón.
Kmi. Contento al sacrificio
le lleva su valor,
sin ver que aquí nos deja,
transidas de dolor.
Piedad, piedad:
perdón, perdón;
salvad su vida,
por compasión!
Cau. Llevadle al sacrificio,
no haya para él perdón:
que pague su osadía,
c]ue pag-ue su traición.
No haya piedad,
no haya perdón,
ha de ser víctima
de mi furor.
Raf. Llevadme al sacrificio,
no me intimido, no:
que á la española raza
le sobra corazón.
Callad, callad;
tened valor;
antes la muerte
que el deshonor.
¡Adiós! Con un esfuei-/o siipi
<iij.tá.Ki,jio. ¡Hijo, detente!
Raf. Dejadme. Procmaiul.Mle.«asiis.-.
Cab ' ¡Hasta ya!
Llevadle.
-Mar Ampaiánd..!... Xo. Primcro
atpií me han de matar.
C\B. SujetadlaS. Avanzan «l<.s ¡nsuncctos.
Mar.
— 39 -
EMI. KU-vando las manos al Ciclo. ¡Oh DÍOS mío!
Mar. ¡Asesinos! Kn la mayor dosesp<'iaci.)n.
CAB. Con coraje. PrOntO.
Mar. Con energía. ¡Atrás!
Suplicante. ¡SOV madre!.. 1><' repente cambiando de actitud y
como fuera de sí. No: SOV fiera
dispuesta á pelear.
Cab. ¡Llevadle!
RAF. Con dolor á la vez que enérgico, .se desprende de los brazos
de su mad re . Va m O S .
Mar*. Con desesperación. ¡Hijo!
Cab. ¡Quieta! sujetándola. Salid.
Los insurrectos se llevan á Rafael.
Mar. Abogadapor el llanto. No.
EMI. Lo mismo. No.
Mar. ¡Yo muero! Con desfallecimiento.
EMI. Acudiendo á su madre. ¡Suerte impía!
Raf. Desde el foro. ¡Madre del alma, adiós!
ESCENA XVIII
DICHOS menos RAFAKL
Hablado
Continúa la orquesta
Mar.
Déjeme.
Cab.
Loco es tu anhelo.
Mar.
¡Por caridad!
Cab.
Es en vano.
Emi.
En el colmo de la desespi^ración y con
eniendo ya á (juién acudi
se arrodilla ante el retrato de su padn'.
¡Padre, ruega por mi hermano,
tú, que estarás en el cielo!
Cab. Fijando los ojos en oí ri'tnito y s.irpiendido á su \hhi.,
¡Qué miro!
Mar. Con extrañeza. ¿Qué hay que Ic asombre?
Cab. Con ansiedad. ¡Oh, mi ccrebro sc abrasa!
¡Qué recuerdo! ¡Ms él! ¡La casa!..
;Quién es?..
— 40 —
Mak, Mi esposo.
Ca15. ¿Ese hombre?
(¡Ah! mi memoria despierta!)
;Há veinte años, un herido
fatigado y perseguido
lleg-ó al umbral de esa puerta?
Mar. Si, si.
Cab. {¡Confúndeme averno!)
;Y era, él que amparo pedía?..
Mar Separatista, que huía
de las tropas del Gobierno.
;Mas qué interés?..
Caií. ¡Por Dios vivo!
;Aún no comprendisteis?..
Mar. " ' No.
C.\H. ¿No os dice el alma que yo
soy el pobre fugitivo?
Emi. ¡Cielos!
Mar. ¡El!
Cab. Tu corazón
aliente; salvarle ansio.
Corro en su busca.
Se tlispoiif ú salir, pero rctrucede al lli.'garála pueila
ga. María y Emilia ssc abrazan atorradas.
Mar. ¡Dios mío,
esos tiros!..
Cab. Con dvsesporacióii. ¡Maldición!
ESCENA XIX
DICHOS, D. P.AHLO, RAFAKL, SARGENTO
Kaf.
¡Madre!
Mar.
¡Ah!
Pab.
¡
Infame!
Sac.
Muera!
Mar, ¡Detentos!.. Oslo exijo.
1^\B ;'rü le defiendes?
Mak. ' Para él
es sagrado este recinto.
1' Al!. ;\o le arrancó de tus brazos?
— 41 —
Mar. Pero lueg-o arrepentido
quiso salvarle. (Ese hombre, a p. i'-ii.
fíjese usted: es el mismo
que hace veinte años lleg"ó
impetrando nuestro auxilio.)
Pab. ¡El!
Mar. Franca tienes la puerta,
ponte en salvo, no hay peligro.
La vida te salvó el padre;
hoy se la debes al hijo.
Cab. Gracias, gracias. (¡Qué vergüenza!
vSólo venganza respiro!) fiaic p.u- ..i loio.
ESCENA XX
DICH(^S, menos CABECILLA; liRr^;., lEUFlLu,
con un ritlr.
Sar. ;Y lo dejan escapar?
Eso no... Quorieudo segiiiile.
Raf. Detenk'ndoie. Alto, Sargento.
Sar. ¡Mi capitán!
Pab, A'^ano intento.
Dios nos manda perdonar.
Suena un disparo.
;Qué es eso?
Raf. Cercana fué
la detonación.
Mar. ¡Dios mío.'
Tro. Entiandó. No hay que asutase, yo he sío.
¡Y mu bien que le apunté!
Cayó como un guacamayo...
Pab. ;Pero qué has hecho?
Tro. ' * Mátelo;
se quea sin e canelo,
y sin e toldo y e bayo.
Pab. ¡Dios justo y omnipotente!
Sar. (Este desidió el empate.)
Oye. cara e chocolate,
choca: eres un valiente.
— 42 —
Penetra en esfoiía un rcsplaiuloi- rojizo.
Mar. ;Y este resplandor?
Pab. Comprendo.
¡La última hazaña!
Raf. ¡Es verdad!
TeÓ. ¡Jesú que balbalidad!
too el cañavedal aldiendo!
Raf. Esa es la ruina que en pos
de sí, dejan los impíos.
Pab, De rodillas, hijos míos,
y demos gracias á Dios;
al Ser misericordioso
que te ha salvado la vida: a Raf
El, á la patria querida
en breve torne el reposo.
Pedidle que para gloria
de los pechos esforzados,
conceda á nuestros soldados
el laurel de la victoria:
Pedidle que en la campaña
contra el rebelde maldito,
no resuene más que un grito:
el o-rito <le
FIN BE LA OBRA
APÉNDICE
Con el objeto de que las compañías de verso á quie-
nes convenga, puedan representar esta obra como drama,
se inserta á continuación la parte hablada necesaria, en
sustitución de las piezas musicales; en el bien entendido
que el pago de los derechos de representación han de
ser en todo caso los que corresponden según tarifa á las
zarzuelas en un acto.
EvSCENA VI
MARÍA y EMILIA.
(En sustitución del dúo)
E.Mi. Mamá, deseche la pena;
tal vez algún militar
noticias nos pueda dar.
Vamos, esté usted serena.
Mar. No, no puedo en mi quebranto
abandonar un momento
el negro presentimiento
que me aflije tanto, tanto...
E.Mi. Cuando se pone usté así
me destroza el corazón.
Mar. ¡Mal haya la insurrección;
hijo del alma! ¡Ay de mí!
¿Cómo aliviar, hija mía
esta pena que me acaba?
{no me escribió que se hallaba
en Colón su compañía?
Eau. Pero, padre dice...
Mar. El
quiere mi angustia calmar
en vano; ;cómo negar
— 44 —
lo (jue dicP este papel? ¡Mosti-aiulo >ma oaita.
¡Su carta! ¡Y quieres que cese
mi dolor, y que no crea!.
Deja (jue otra vez la lea.
y que con pasión la bese.
Aquí la lectura de la carta que figura en esta escena
y que empieza: t. Madre: curado delnial, etc.,-» y des-
pviés lo que sigue hasta el final.
ESCKNA X
Suprimida la romanza, enlazan el último verso del re-
citado anterior á esta, con el primero del posterior á la
misma.
ESCENA XI
D. PABLO, TEÓFILO por el foro.
Suprimido el raconto, empieza así la escena:
TkÓ. Kntva conioiido y siiinaniciilo asustado.
¡Señó, señó! ¡Cleo en Dio pade!
Pah. ¿Qué pasa?
Tió. Cliadó del sielo...
Pai!. Responde...
Teó. y en ¡esuclito...
PaI!. ¿Qué tienes?
Tkó. Lo insulecto. ..
í'ab. ¡Cómo!
Tkó. Etán en e batey;
\ilo yo.
Pau. ¿Pero eso es cierto?
Tf.ó. Jablan con e mayorá,
y con Juan e guarapero,
cjue les han sacáo bebía;
po que yo vilo bebiendo
al í p'allá, y he dao güeta
l)a contate, niño, eto.
Sigue la parte hablada hasta el final.
— 45 —
ESCENA X\1I
DICHOS, CABECILLA é insurrectos.
Suprimido el cuarteto, continúa la escena después del
verso que dice: «/íz nialdicióii de Caíii,y> en esta forma:
Cah. No estamos para sermones,
ni la moral (¡ue eso encierra
puede rezar con la guerra,
por diferentes razones:
ni tengo, por Belcebú,
otras leyes que acatar
más que la ley militar.
Mar. ¡Militar, militar tú!
;De (jué ejército?
(^AB. ¡Señora!
Raf. No es soldado el mal nacido
que sobre (Aiba ha ejercido
su saña devastadora;
el ingrato^ que después
de deberle á España todo,
quiere sumirla en el lodo
donde él arrastra sus pies.
No es soldado, (¡uien artero
vá blandiendo sanguinari(J
la tea del incendiario
y el puñal del bandolero.
Cab. Basta, basta. Eiicolorizado.
lÍMi. Supiieaiito. ¡ Por fa\'or;
no haga caso!
Cah. Yendo hada Rataol. Venga.
Mar. Colocándose delante. ¡ A trás !
Hijo!..
Raf. No ruegue usté más
ni exacerbe su furor.
;Quién vuelve la vista al ciego?
Pensad en mi despedida,
que es de la patria mi vida
}• que en sus aras la entrego.
Mártir soy de la lealtad
aunque mísero soldado:
dejo á usted su nombre honrado...
madre, Emilia, no llorad,
— 46 —
(jue vuestro llanto de amor
incita al mío candente,
y puede creer esa gente
(|ue vá á faltarme valor.
Adiós! Cojc la cabeza do María entre ambas manos, lo dú un beso en la
fronte y hace un esfuerzo para desprenderse do sus brazos.
MaU. Sin soltarlo. No.
lí.Mi, Lo mismo. No, desgraciado!
KaF. Pugnando por desasirse. Suélteme USted!
Mar. No: primero
mil veces la muerte (juiero
(jue a[)artarme de tu lado.
Raí-. Dejadme!
Mak. De ningún modo.
Cai5. Sujeradla pronto.
Mar. ¡Afuera!
Soy madre: no, no; soy fiera
dispuesta á arrostrarlo todo.
CaU. ¡Vive Dios! Partid. .Sujetándola.
Mar. Yo muero.
¡Hijo, hijo!
Raf. ¡Suerte impía!
Mar. ! i lijo!
('ab. ¡Quieta!
Raf. i><sde el f.ir.i. Madre mía!
Mar. ¡Mijo del alma! ¡No quiero!
ESCENA XVIII
Desde esta escena hasta el flnal de la obra, todo tal
como está en el libreto.
OBRAS DEL MISMO AUTOR
ZARZUELAS
Para una modista... mi sastre. — En un acto y en verso, música del
maestro Cereceda.
Torhellino. — En un id. en prosa, del id. Rubio.
Los dos Cazadores. — En un id. en verso, música del id. Cereceda.
Donde menos se piensa... — En un id. en prosa, música del id. Rubio.
La Virgen del Pilar. — En tres actos, en verso y prosa, música del
id. Vehils.
/ Caridad! — B>n uii acto y en verso, música del mismo .
Fiestas de antaño. — En un acto, en verso, música del maestro Nieto.
Arte de Birlibirloque. — En un acto, en verso, música del id. Reig .
El Jefe número cuatro. — En un acto, en verso, música del id. Man-
giag'álli.
COMEDIAS Y DRAMAS
La Corte no es para f/. — Comedia en un acto y en verso.
Tirios y troyanos. —Id. en id. id.
La Batalla de Aleolea. — Id. en id. id.
El aceite de bellotas. — Id. en id., en prosa.
¿Quién es Calleja?— !<{. en id., en id.
La Fiesta del Santo. — En un id., en verso.
Sobre... vino una pendencia. — En un id., en id.
Un encuentro inesperado, — En un id, en prosa.
Originrdes y retratos — En id., en prosa.
Corona de Siemprevivas. — Loa en un acto y en verso.
La Caridad en la guerra. — Drama en un acto 3' en verso.
El quinto mandamiento. — Id. en unid., en id.
La Tía de mi mujer.— Comeáia. en tres actos y en verso .
Ecos de yoche-Buena. — Id. en dos actos y en id.
La familia de Agamenón.— li. en tres actos y en id.
La cizaña. — Id. en un acto y en id.
Las de Villadiego.— lá. en dos actos y en id.
El Entrometido. — Id. en un acto y en prosa.
^d orillas del río. — Id. en un acto y en verso.
Noche-buena y noche mala. — Id. en un acto y en verso.
Zapatero, á tus zapatos.— lá. en un acto y en verso.
La Caja de Pandora.— Revista, en un acto y en verso.
¡El 333! — Comedia en un acto y en verso.
El Cántaro roto. — Id. en tres actos y en verso.
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